I
Dedico mis pies al camino
En arena movediza,
Y mi voz se entrega al viento,
Aquel caudal latente que sobrevive.
Son señales de humo en mis dedos
Que seducen a tus pupilas
Y sobrellevan aquella sonrisa tímida.
Palpita mi huella en tu mejilla
Se sonroja en el
valle de los sueños.
He nacido de tus sueños,
Creado a tu causa,
Para satisfacer el suspiro nocturno que habla
Cuando te acompaña el viento en la ventana.
II
Dedico mi alma a tu cobijo en invierno
Y ese abrazo que dure hasta el verano,
Que recline tus brazos a mis dedos en otoño
Y se sienta aún más vivo en primavera.
Que sea una primavera Infinita.
Tu mirada cobija mi almohada, se ahoga en
Mis ojos fraternales, da una pausa
¿La oyes?
Es aquel sonido infinito que mi voz te entrega.
III
Fuego y agua en un manantial transparente,
Es mi alma que te mira,
Es mi corazón que te sueña,
Y seduce cuando el que observa es aquel caminante,
Aquel que regala al viento el mensaje,
Que desde el valle de los sueños he venido a buscarte.